Representa el momento en que Salomé, con rostro de satisfacción, presenta la cabeza del Bautista en una bandeja a Herodes Antipas y a Herodías, sentados a la mesa. En primer plano, a la derecha de la composición, hay un soldado, de medio cuerpo, envainando la espada con la que, presumiblemente, había decapitado al Bautista. Va vestido con armadura contemporánea al momento en que fue pintado el cuadro; lo mismo sucede con las vestiduras de los demás personajes de esta escena. En esta obra de Uceda, a pesar de su mal estado de conservación, se percibe el estilo de este maestro, que evolucionó desde el tardomanierismo hacia el naturalismo barroco. En las pinturas de este retablo muestra Uceda una pincelada suelta y una expresividad, especialmente en las figuras infantiles, que recuerda la influencia que en él ejerció el arte de Juan de Roelas. Las composiciones parecen derivar de grabados manieristas.