Relieve que se encuentra centrado por la figura de San Juan Bautista niño, vestido con pieles de camello. Se arodilla para despedirse de su padre, Zacarias, quien aparece sentado a la izquierda de la composición. Su madre, Santa Isabel, quien también figura sentada, así como dos mujeres que la acompañan, muestran sus rostros apesadumbrados por la noticia de la marcha del joven Juan para emprender una vida de aislamiento en el desierto. En esta composición las figuras quedan vinculadas por una marcada diagonal. Su configuración es casi idéntica al relieve de igual temática que realizó Montañés para el retablo del Bautista que se conserva en la Catedral de Lima, Perú (1607), si bien en este último aparece una figura masculina respaldando a Zacarías que se omite en la obra sevillana.