Pintura que representa a la Santísima Trinidad en medio de un rompimiento de gloria poblado de ángeles, algunos de los cuales portan instrumentos musicales. La paloma del Espíritu Santo, rodeada por un halo luminoso, sobrevuela las figuras de Cristo y de Dios Padre; ambos se disponen en simétrica composición, portando entre ambos la corona que espera en el cielo a la Virgen María, quien asciende hacia ellos en la pintura situada debajo de ésta en el retablo. La figura de Dios Padre, vestido con túnica azul y manto rojo, se inspira en la que aparece en el grabado de Cornelis Cort sobre la Anunciación con los profetas de Zuccaro. Su indumentaria, al igual que la de Cristo, recrea las vestimentas de ciertos profetas recogidos en dicho grabado. Esta pintura, al igual de las restantes del retablo de igual mano, muestra una clara influencia del manierismo nórdico, apreciable en aspectos como su dibujo seco, los rostros de las figuras o el tratamiento de sus ropajes. Aunque ha sido vinculada por algunos investigadores a Francisco Pacheco, se considera actualmente obra anónima, próxima al estilo de Vasco Pereira.