Pintura que representa a San Juan Bautista según su iconografía habitual, barbado y nimbado, semicubierto por una piel de camello y un manto rojo. Porta un báculo remantado en forma de cruz en su mano izquierda, mientras señala con la contraria hacia la tabla central del retablo. En cuanto a la actitud del santo, es una figura que ha sido puesta en relación con el grabado de San Juan Bautista de Claudio Duchetti sobre composición de Tiziano. Le respalda un hermoso paisaje, configurado por rocas y masas arbóreas, inspirado en la pintura nórdica. Al igual que sus compañeras en el retablo de igual mano, muestra una clara influencia del manierismo nórdico, apreciable en aspectos como su dibujo seco, el tratamiento de la figura y de sus ropajes. Aunque ha sido vinculada por algunos investigadores a Francisco Pacheco, se considera actualmente obra anónima, próxima al estilo de Vasco Pereira.