Pintura que representa al santo vestido con hábito franciscano, capa pluvial y mitra, y con báculo en su mano izquierda y un libro en la derecha. Esta pintura, al igual de las restantes del retablo de igual mano y cronología, muestra una clara influencia del manierismo nórdico, apreciable en aspectos como su dibujo seco, los rostros de las figuras, el tratamiento de sus ropajes (destaca la minuciosidad del tratamiento de los brocados de la capa) y el paisaje que las respalda. La presencia del santo franciscano en este retablo de iconografía mariana estaba plenamente justificada, debido a su honda devoción a la Madre de Dios. Aunque ha sido vinculada por algunos investigadores a Francisco Pacheco, se considera actualmente obra anónima, próxima al estilo de Vasco Pereira.