Pintura que representa al santo tonsurado, con cogulla blanca, soteniendo el báculo que revela su condición de abad y un libro en su mano derecha; en la esquina superior derecha se aparece la Virgen con el Niño mostrando un pecho. La presencia de este santo en el retablo se justifica por su ferviente amor a la Virgen María, que le llevó a escribir textos en su honor y le reportó la recompensa de su aparición. Aquí se capta el milagroso episodio conocido como la Lactación de San Bernardo, en el que la Virgen le ofrece al santo la leche con la que amamantaba a su Hijo. Existe, por tanto, una conexión directa con la advocación principal del retablo, la Virgen de Belén o de la leche. Esta pintura, al igual de las restantes del retablo de igual mano y cronología, muestra una clara influencia del manierismo nórdico, apreciable tanto en su dibujo seco como en el rostro de la figura y el paisaje que la respalda. Aunque ha sido vinculada por algunos investigadores a Francisco Pacheco, se considera actualmente obra anónima, próxima al estilo de Vasco Pereira.