Escultura que representa a San Roque según su iconografía tradicional. Aparece de pie, como un hombre maduro, barbado, vestido con indumentaria de peregrino, ricamente estofada. LLeva túnica y manto, calza borceguíes, y porta un sombrero a sus espaldas, así como un zurrón. En la mano derecha debió llevar el cayado que suele acompañarle. Adelanta su pierna derecha, dejándola ver al retirarse la túnica, en ademán de mostrar las llagas de la peste que sufrió. Abogado contra las epidemias, se vincula en el retablo con la figura de San Antonio Abad, también santo protector contra la peste y de gran devoción popular igualmente. Es una figura elegante, dotada de cierta artificiosidad en su actitud, resultando una obra representativa de la escultura manierista sevillana. Por sus características estilísticas, tratamiento de los ropajes y cabellos, ha sido puesta en relación con la producción de Juan Bautista Vázquez el Viejo y su círculo.