La ornamentación de este conjunto es, en líneas generales, bastante contenida, remitiendo a los motivos característicos del bajo renacimiento sevillano, tanto en la estructura retablística interior como en la exterior, añadida más tardíamente pero que armoniza, tanto por sus elementos formales como decorativos, con la obra antigua. La ornamentación del retablo interior se configura, básicamente, a través de roleos, cabezas de querubes, la cartela que remata su ático y los ángeles tallados, entre nubes, que flanquean dicho remate, así como los dos pequeños fruteros dispuestos en los extremos superiores. La decoración de la estructura retablística exterior se basa también en roleos vegetales, concentrándose la mayor parte del repertorio ornamental en su remate: los jarrones de sus extremos, guirnaldas de frutas, y la turgente cartela que ocupa el centro del arco y del entablamento, con una representación de la Paloma del Espíritu Santo en su interior. En las enjutas de este arco exterior, ángeles tallados. Los pedestales de las calles laterales acogen los escudos de armas de los promotores de esta estructura añadida en el siglo XVII. En el pedestal de la izquierda, un escudo cortado, con tres hojas de parra en su parte superior y una palmera, flanqueada por dos torres, en la inferior. En el pedestal derecho, un escudo cortado y medio partido, mostrando en su registro superior un águila con las alas desplegadas, rodeada por una orla de castillos; en el cuartel izquierdo, una cruz flordelisada, quizá correspondiente a la orden de Calatrava; en el cuartel derecho, bandas de gules y oro. Ambos escudos se encuentran timbrados por un yelmo con penacho de plumas.