Representación de la Inmaculada Concepción según su modelo iconográfico habitual en la pintura barroca sevillana de principios del siglo XVII. Es efigiada como una mujer joven, vestida con túnica color jacinto y manto azul. Une las manos en oración, girándose levemente hacia su izquierda, mientras dirige el rostro, bajando la mirada, hacia el lado contrario. Coronada de doce estrellas, reposa sobre una media luna; le rodean múltiples rayos de sol y nubes. En la parte inferior, se abre un paisaje, en el que se advierten diversos símbolos lauretanos (sol, palmera, puerta, fuente, torre...). La representación naturalista, efectos lumínicos claroscuristas, el perfil cerrado" de la imagen, el tratamiento de los paños de la indumentaria... indican que se trata de una pintura fechable en el primer tercio del siglo XVII."