La obra presenta un pequeño pueblo al margen de un río, con lo que se crea una composición muy simétrica a través del reflejo del conjunto de las casas y el cielo en el agua del río. De este modo, el pueblo aparece en el centro de la pintura y las franjas superiores e inferiores están protagonizadas por el cielo azul y su reflejo en el río. La parte superior de la obra se completa con el perfil de las montañas armonizadas en el azul que predomina en toda la composición, y que resalta los colores cálidos de las casas del pueblo representado.