Sillón de despacho Isabelino, tapizado en seda azul celeste, con amplio respaldo curvilíneo rodeado por un baquetón de madera tallada y dorada con motivos vegetales (palmetas) del que sobresalen volutas a los lados; los brazos, de línea ligeramente curva se rematan en voluta, al igual que el respaldo, se decoran con hojas y presenta la sección central tapizada. Las patas, igualmente doradas, son acanaladas y de sección curva.
El estilo Isabelino refleja la creciente industrialización de la España de mediados del siglo XIX y el gusto de su burguesía por un mobiliario más cómodo y ligero, acorde con la tendencia social del momento de organizar frecuentes tertulias, visitas y recepciones.