Sobre fondo formado por dosel verde con cenefa dorada de caída ondulada y borlones, se representa, sedente sobre trono con decoración de laurea y escudo real, a la reina Isabel II. Envuelta en capa de armiño, viste traje blanco con falda volada tratada con pincelada abocetada, talle ceñido cruzado por la banda de la orden de Carlos III y decorado con encaje en escote y mangas, además de broche. Las manos, apoyadas sobre el reposabrazos del trono aparecen enguantadas, sosteniendo con la derecha un rollo de papel como símbolo de poder ejecutivo. La cabeza, tocada con diadema, espigas y velo de encaje que cubre una melena lisa, muestra los rasgos de una mujer joven, de expresión amable y facciones gruesas que dirige su mirada al espectador. En el lado derecho aparece una mesa baja con la corona y el cetro como símbolo del poder real.